Imagínate un lago de agua quieta ¿qué pasaría si tiras una piedrecita en él? ¡Exacto! Por pequeña que sea la piedra se creará una onda circular que se irá expandiendo. Esa pequeña acción acaba teniendo una influencia mayor a su tamaño. ¿Qué te parece si te digo que las pequeñas acciones en tu alimentación también pueden tener una mayor influencia en tu salud? Sigue leyendo para saber cómo expandir tu círculo de influencia alimentaria.
Abandona la queja
Con este titular no estamos diciendo que no tengas razones para quejarte. A veces, el entorno, la situación personal o nuestras costumbres hacen que la alimentación saludable pase a un segundo plano. Por ejemplo, es posible que la cantina de tu empresa no ofrezca opciones saludables o que vivas con otra persona que suela encargarse de la alimentación. Tampoco depende de ti, que en nuestra cultura las cosas se celebren comiendo y bebiendo. Cuando ponemos el foco en todas aquellas cosas que no podemos cambiar directamente, decimos que estamos en el círculo de preocupación. Quizás sean cosas que cambiándolas te facilitan una alimentación más saludable, pero dependen de otros o son demasiado complejas en este momento. Al situarnos aquí, surge la queja.
Sitúate en la proactividad
De todas las posibilidades que tienes para comenzar a alimentarte mejor ¿qué cosas sí que están de tu mano cambiar? Fíjate que no estamos buscando la alimentación ideal, se trata de comenzar a dar pequeños pasos. A diferencia del párrafo anterior, al situarnos en esta mirada surge la proactividad, la acción, el avance. A continuación te dejo algunos ejemplos de pequeños pasos que puedes dar ¿te resuena alguno?
- Añade siempre vegetales a tus platos
- Cambia el pan, la pasta y el arroz a sus versiones integrales
- Compra el yogur natural y añádele tú el sabor que quieras (canela, fruta cortada, frutos secos, vainilla, coco seco, cacao, crema de cacahuete…)
- Reduce el consumo de carne
- Aumenta el consumo de legumbres
- Añade frutas. Por ejemplo, merienda un bol de yogur con fruta, añade trocitos de frutas a las ensaladas o tómalas de postre
- Ten picoteo saludable disponible por casa: frutos secos, encurtidos, pan integral, crema de cacahuete sin azúcar, queso fresco o tierno, hummus, fruta cortada fresquita en la nevera, etc.
- Hazte un esquema de comidas y cenas para la semana
- Organízate la compra
- Ten opciones rápidas y saludables por si te quedas sin tiempo: ensaladas preparadas, verduras congeladas para saltear, legumbres en conserva, verduras para cocinar al micro o en conserva (tipo espárragos, alcachofas), tarrinas de arroz integral precocinadas, pescado en conserva (tipo caballa) o salmón ahumado, huevos duros, etc.
- Reduce el consumo de alcohol durante la semana
- Hacer una buena recuperación post-ejercicio
- Comprar parte de los alimentos de proximidad, orgánicos y éticos o de comercio justo.
Amplía tu círculo de influencia alimentaria
Cómo te decía, no hace falta que lo cambies todo de un día para otro. A medida que vayas aplicando pequeñas acciones te irás sintiendo más seguro/a para seguir avanzando. Recuerda, las pequeñas piedrecitas también generan un efecto en el agua. Centrarte en lo que sí puedes cambiar, en vez de poner el foco en lo que no estás haciendo, te ayuda a ampliar tu círculo de influencia alimentaria, reducir la preocupación y aumentar la confianza. Por supuesto, te invitamos a leer cómo afianzar estos cambios en nuestras entradas sobre los hábitos alimentarios y cómo crearlos.
¿Qué cambio se te ocurre a ti?
Referencias bibliográficas
Fleta Y, Giménez J. Coaching nutricional: haz que tu dieta funcione. 5a. ed. Barcelona: Debolsillo. 2015
Covey, Stephen R. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. 1a. ed. Barcelona: Paidos ibérica, 2005.

NATALIA NASARRE NACENTA · DIETISTA NUTRICIONISTA
Dietista nutricionista por la Universidad de Zaragoza.
Miembro de Nutritional Coaching SL.
Experta en nutrición deportiva por la Universidad de Barcelona.
Estudiante del Grado en Psicología por Universitat Oberta de Catalunya.